En su falló la corte arbitral señaló que «toda atribución de un territorio debe ipso facto traer aparejado sus aguas anexas», por lo tanto consideró inaceptable la tesis chilena, aunque la misma solo fue planteada como una alternativa por este país.
El conflicto se solucionó finalmente con la firma del Tratado de 1984, en donde ambos gobiernos aceptaron la propuesta de la Santa Sede que reconocía la frontera trazada por el laudo arbitral en el canal Beagle (aunque sin nombrarla explícitamente en el tratado), la cual otorgaba las islas en la mitad norte del canal a la Argentina y las islas desde la mitad hacia el sur a Chile.
Tal es lo persistente del frío que en pleno verano austral se han registrado eventuales nevadas, o temperaturas de solo –6 °C.
A pesar de que las temperaturas son frías todo el año, las costas del canal se encuentran cubiertas de altos bosques magallánicos, pero estas islas, en razón de los fuertes vientos que soplan desde el cuadrante oeste, originados en el Pacífico, solo muestran algunas quebradas boscosas en las islas mayores, mientras que en el resto de las superficies solo se puede encontrar tundra magallánica, arbustos bajos, y pastizales.
[8] Sus aguas y costas pertenecen a la ecorregión Canales y Fiordos del sur de Chile (cuyo nombre internacional es Channels and Fjords of Southern Chile, número 187).
Muchas de estas islas se han convertido en importantes atractivos turísticos.