Esta última al mando del capitán Serrano, había sido enviada por Magallanes para hacer un reconocimiento por la costa atlántica austral, y el 3 de mayo de 1520 descubriría la boca de un río al que llamaría «Santa Cruz», y en el mismo, a esta estratégica isla fluvial, pero al querer regresar con la noticia la nave habría sufrido un accidente y sus tripulantes permanecerían en el lugar durante dos meses.
Posteriormente Magallanes nombró a su primo político Duarte Barbosa capitán de la nao Victoria.
Poco después, el piloto Blasco Gallegos —o bien Vasco Gómez Gallego— descubríría el río que lleva su nombre.
[5] En 1865 se fundaron Puerto Madryn y Rawson, con pobladores argentino-galeses, en la actual provincia del Chubut.
[6][7] Más hacia el sur, Chile intentaría fundar en este último año una colonia próxima a Killik-Aike, llamada «Puerto Gallegos», en la orilla meridional del río homónimo, pero sería abandonada a las pocas semanas por falta de apoyo gubernamental que había cedido ante la diplomacia argentina.
[8] El nuevo cacique Papón —desatendiendo los tratados entre su padre Biguá, jefes principales y el gobierno argentino con respecto a la soberanía de su territorio patagónico al sur del río Negro hasta el estrecho— establecería ilegalmente una alianza con el gobernador chileno Diego Dublé Almeyda, y de esta manera, los setecientos tehuelches que adhirieran a sus propósitos, oriundos éstos del territorio ubicado entre el estrecho y el río Santa Cruz, pasarían también a jurar fidelidad al Estado vecino que lo nombrara subdelegado de la Patagonia chilena.
[11] En 1877 el mismo Estado mandaría una expedición para explorar la comarca al sur del río Santa Cruz con intención de anexionársela pero sin mayores resultados.
El barco, con su tripulación, fue capturado y conducido a Punta Arenas, salvo el comandante Ventury que sería abandonado en la isla citada sin provisiones, pero una vez rescatado protestaría contra el Estado chileno ante el cónsul estadounidense en Buenos Aires.
El tratado de límites se llevaría a cabo entre ambos países litigantes en el año 1881, con rectificaciones posteriores.
Por las razones antes citadas, en 1883, el gobierno de la República Argentina dictó un decreto diciendo que no era posible mantener desiertas y abandonadas sus costas patagónicas —en donde un siglo atrás se habían erigido establecimientos coloniales durante la administración del virreinato rioplatense— por lo que sería necesario repoblarlas.