Dicho asentamiento toma su nombre del explorador británico James Cook.
La existencia aquí era apenas un poco más tolerable que en San Juan de Salvamento.
Con el correr del tiempo se hizo evidente la necesidad de trasladar definitivamente el presidio a Ushuaia.
La fuga no tuvo mucho éxito, ya que sólo un barco consiguió llegar hasta Bahía Thetis, en Tierra del Fuego, mientras que los 2 restantes naufragaron en Cabo Colnett.
Los amotinados fueron juzgados por un Consejo de Guerra en Buenos Aires y condenados a cumplir nuevas condenas, esta vez en la tristemente célebre Prisión de Ushuaia.