El padre de Isidro, llamado Feliciano, trabajó en la estancia como capataz y su hermano Claudio, que apenas si escribía, porque solo había cursado hasta segundo grado, consiguió trabajo como jornalero en la compañía constructora Todaro.Tres días después protagonizaron un tiroteo a caballo frente al destacamento policial de Colonia Popular.En esa oportunidad la hija del dueño que estaba atendiendo la caja le dijo: "¿Vos, Isidro?No es posible que nos hagas esto", e intentó sacar un revólver, pero Claudio la derribó de un culatazo.[2] Según publicó en esa época la revista Así, los hermanos visitaban los boliches, a sus amigos y se exhibían en las localidades de la zona sin que nadie los denunciara.La policía se dirigió a General Obligado al tener noticias de que allí estaban los fugitivos, pero emboscaron a una de las patrullas y mataron al agente Juan Ramón Mieres; después de estar quince días rodeados en la zona por el cerco policial, Velázquez y Gauna lo eludieron y volvieron a la zona que mejor conocían, sosteniendo un nuevo tiroteo en Lapachito.Velázquez usó su winchester, hirió al cabo Santos Medina y se abrió camino a tiros durante trescientos metros en la oscuridad.[2] Velázquez es el tema del ensayo titulado Isidro Velázquez: formas prerrevolucionarias de la violencia (1968), del sociólogo Roberto Carri, quien se encontraba inicialmente vinculado al trotskismo pero más adelante se acercó al peronismo y militó en Montoneros, encontrándose incorporado a su aparato militar.[6] Así La Razón del 3 de diciembre de 1967 decía: Con el tiempo los recuerdos reales se mezclaron con los imaginados y algunas personas oponían la personalidad de Juan Vicente Gauna, alias “Chiflón”, el correntino, con una carrera delictiva iniciada en la adolescencia y un carácter violento e irracional, que lo acompañaba en sus acciones delictivas, que es visto como el sujeto cruel e inflexible que tiene por víctimas tanto a pobres hacheros como hacendados, en contraste con Velázquez, a quien la leyenda pasa a retratarlo como un hombre común que había llevado una vida honesta hasta después de los treinta años y fue empujado por la injusticia fuera de la ley.En sus relatos los pobladores enfatizaban que en ocasiones Isidro había evitado violencias innecesarias de su hermano Claudio o de Vicente Gauna y salvado vidas, y que ayudado por los pobres luchaba en desventaja contra su destino, robando únicamente a gente adinerada y pagando generosamente los servicios que recibía de los humildes.Así, por ejemplo, no hay prueba de que haya repartido dinero entre los pobres, más allá de los lógicos pagos por la protección que le brindaban, voluntariamente o porque no tenían otra alternativa.[5] Seguramente por la misma época hubo otros de trayectoria similar a la de Velázquez que no llegaron a crear una leyenda, por lo cual sería interesante estudiar por qué a su alrededor nació este mito y qué necesidades ocultas o manifiestas estuvieron presentes en las clases populares para mantener hacia este hombre una empecinada lealtad.[5] Velázquez también originó, como otros bandoleros anteriores, canciones populares que ponderan sus hazañas, lamentan su muerte e insisten en sus virtudes de hombre valiente.Entre 1970 y 1972 Pablo Szir dirigió la película del género de docudrama Los Velázquez, sobre su propio guion escrito en colaboración con Lita Stantic y Guillermo Shetzke, según el ensayo Isidro Velázquez: formas prerrevolucionarias de la violencia (1968), del sociólogo Roberto Carri.[7] Cabe señalar que, Albertina Carri (hija de Roberto Carri), dirigió la cinta Cuatreros (2017),[8] donde intentó documentar la vida de Velázquez, pero terminó ofreciendo al público un film que pone en escena a una época e, incluso, su propia historia.
El llamado "Puente de la Traición", lugar donde emboscaron a Velázquez