Isabel de Inglaterra (1214-1241)

En un encuentro amistoso en Rieti, el papa Gregorio IX le sugirió al emperador Federico II que se casase con la princesa Isabel, hermana de Enrique III de Inglaterra.

Al principio, Federico II se preocupó porque no quería perder a sus aliados franceses; pero cuando se dio cuenta de que un matrimonio inglés podía poner fin al enfrentamiento anglo-francés y dar un paso importante hacia la restauración de la paz en la cristiandad occidental, que facilitaría el camino a una cruzada exitosa, dio su consentimiento.

En su camino, al pasar por Colonia, hizo las delicias de las mujeres locales cuando se quitó el velo que tradicionalmente se llevaba de manera que pudieran verle la cara.

Sin embargo, tan pronto como se casó fue introducida en una vida recluida, de harén, atendida por eunucos negros.

Cuando su hermano Ricardo, conde de Cornualles, regresó de las cruzadas, pudo visitarla, aunque a Isabel no se le permitió estar presente en la recepción oficial.