La ceremonia fue celebrada en Calais, pero no debía consumarse al menos hasta el duodécimo cumpleaños de la novia.
[2][3] Desde su llegada a Inglaterra, Ricardo II concibió un tierno afecto hacia la niña, la cual, demasiado joven para convertirse en su esposa de hecho, era muy feliz a su lado.
Pero aquella felicidad sería breve: en 1399, Ricardo II fue depuesto por Enrique de Lancaster y encarcelado en Pontefract, donde fue asesinado al año siguiente.
Enrique IV no sabía qué hacer con ella, así que planeó casarla con su hijo y heredero, el futuro Enrique V, pero Isabel rechazó totalmente dicha idea ni quiso oír nada sobre el príncipe.
El rey Carlos VI le otorgó a su nuevo yerno la elevación de su condado de Valois -que le fue cedido por su padre Luis- a ducado.