Isaba

Es el cuarto municipio más extenso de Navarra con 146,89 kilómetros cuadrados.

Su gentilicio es isabarrés/esa[cita requerida] o izabarra,[1]​ tanto en masculino como en femenino.

Alberto Angos, autor de Erronkariera, propuso hace años un posible significado para el topónimo.

Este hipotético significado haría referencia a esta confluencia o desembocadura de aguas.

En invierno las heladas son importantes muchas veces inferiores a los -10 °C aunque la temperatura mínima absoluta es de -27 °C.

enero 20 La villa está dividida en seis barrios denominados: Izarjentea, Mendigatxa, Barrikata, Bormapea, Burgiberria y Garagardoia.

Las localidades más cercanas son el resto de pueblos que forman el Valle de Roncal: Uztárroz, Urzainqui, Roncal, Garde, Vidángoz y Burgui.

En la provincia de Huesca la localidad más cercana es Ansó y si cruzamos la frontera francesa nos encontramos con Arette.

Al Valle de Roncal puede suponérsele autonomía y una estructura administrativa comunal desde el siglo IX e incluso antes.

Además los roncaleses tienen concedido por Carlos III, el fuero general que les reconoce y confirma como “Caballeros, hidalgos, e infanzones”, y les permitía tomar como propio el escudo del Valle.

Aunque estos tres privilegios no subsisten hoy, los roncaleses fueron los últimos navarros en perderlos.

En el siglo XIII se despobló definitivamente Navarzato situado entre Roncal y Garde.

La primera se remonta a tiempos inmemoriales, y la segunda tiene su auge desde el siglo XVIII.

La trashumancia del ganado a tierras con climas más benignos y pastos para el invierno fue práctica masiva hasta hace unos decenios y está con frecuencia en el recuerdo de los más mayores del Valle.

Las Bardenas Reales son un espacio semidesértico que se encuentra situado al sudeste de Navarra y sobre el que los roncaleses tienen privilegio de disfrute desde que les fuera concedido en el siglo IX y confirmado por los reyes Juan II y Doña Catalina en 1446.

Dicho privilegio es a perpetuidad y tiene su origen en la batalla de Ocharren en la que los roncaleses tuvieron un destacadísimo papel.

Corría el año 821 cuando una fuerte columna árabe avanzaba contra los reductos de la montaña navarra.

El Rey Sancho García les salió al paso en la comarca de las Bardenas.

La victoria sobre los moros fue total quedando el ejército extranjero derrotado y disperso.

Se podría considerar la mejor conservada de la Comunidad, está deslindada y amojonada prácticamente en su totalidad.

El Tributo de las tres vacas: Esta ceremonia que se desarrolla ininterrumpidamente cada trece de julio desde tiempo inmemorial, tiene su origen en el conflicto que se dio en su día entre roncaleses y baretoneses y cuyo motivo no está definitiva e históricamente probado.

Los Roncaleses y Baretoneses van ataviados con sus indumentarias tradicionales y el alcalde de Isaba, presidente de la ceremonia, pregunta por tres veces a los Baretoneses, si están dispuestos, como en años anteriores, a pagar el tributo de las tres vacas, “del mismo dentaje, pelaje y cornaje”; los alcaldes galos contestan afirmativamente.

En los extremos puntero y zaguero se colocaban uno o dos remos en la dirección del cauce para gobernar la almadía.

En muchas ocasiones, durante el trayecto debían desatascar la embarcación de un remanso o un recodo, y saltaban al agua calándose hasta los huesos.

Por otro lado, en Isaba junto al río, se puede apreciar una reproducción en tamaño real de una almadía, construida recientemente por los vecinos del pueblo como homenaje a tan singular y arriesgado oficio del pasado.

En 1795 concurren diversas circunstancias que minan la moral del ejército español.

Se concedieron al Valle de Roncal dos cuartelados más en su blasón al que se añadieron un lebrel y un castillo en señal de su lealtad y su fortaleza.

Una vieja copla recuerda el hecho: Cientocincuenta franceses a Val de Roncal subieron y en las peñas de Yinyari con sus armas perecieron La respuesta a la masacre no se hizo esperar y columnas francesas enviadas desde Zaragoza y Huesca se encaminaron hacia el Valle.

Al final la rendición fue inevitable ante el ejército más poderoso de Europa, y gracias a que la resistencia había sido heroica se consiguieron condiciones en la capitulación que permitieron una salida honrosa a los guerrilleros supervivientes y al resto de los habitantes del Valle.

La guerra trajo posteriormente otras desgracias y horrores al Valle, como nuevas incursiones francesas con los consiguientes incendios en las villas, y el gran saqueo e incendio en la retirada de los franceses hacia Francia a su paso por Isaba.

Iglesia de San Cipriano en Isaba.
Ermita de Idoia en Isaba
Virgen de Idoia
Ermita de Belén