Tras arribar a Colonia el 4 de septiembre, las 7 naves españolas anclaron y comenzó el desembarco que se prolongó hasta el 14.
Sarriá, atrincherado en Ensenada, desobedeció las reiteradas órdenes para regresar y combatir aduciendo que no había venido de España a luchar contra el contrabando.
La Compañía efectuó una suscripción hasta lograr reunir 100.000 libras esterlinas y aportó las naves, publicando un bando en las calles de Londres solicitando tripulantes aventureros para la expedición, asegurando "libertad absoluta para el saqueo".
[3] Gomes Freire recomendó también a MacNamara que desembarcara en la Ensenada de Barragán, por su calado y porque además no estaba aún protegida.
La escuadra española al mando del teniente de navío Sarriá permanecía frente a Colonia, y estaba compuesta de la fragata Victoria, el Santa Cruz (capitán Urcullu) y el aviso San Zenón.
Efectivamente, a las 16:00 horas una bala roja, una bala de hierro calentada al rojo vivo, desató un fuerte incendio en el Lord Clive, el que hasta ese momento había sufrido 40 bajas.
Luego del naufragio, los españoles arrojaron pesadas piedras sobre la nave para evitar que los ingleses eventualmente la reflotaran.
La fragata estaba entonces varada en la arena pero sin daños, por lo que saldría a flote con la marea.
Sarría ordenó sin embargo hundirla sin más, sin salvar la artillería, pólvora, municiones y demás pertrechos: «Luego que salga de su bordo la lancha, empiece Ud., sin pérdida de tiempo, a echar la artillería al agua, y tenerle abierto buenos rumbos a la fragata para que se vaya a pique, antes que logren los enemigos hacer alguna intentona, ó con esa artillería batir a esta isla, de lo que se nos haría grave cargo, y de este sentir son todos los oficiales y yo, y así sin interpretación póngalo Ud.
Entrando a puerto el 8 de enero una tormenta la lanzó contra las rocas al no poder echar un ancla, ya que habían sido arrojadas por la borda por órdenes de Sarriá.
Los náufragos del Lord Clive fueron interrogados y luego de un sumarísimo juicio, los oficiales fueron ahorcados.
Por su parte, la mayoría de los prisioneros, tripulantes sin rango, fueron trasladados a Buenos Aires e internados en el interior del país.
Participó del escuadrón portugués al mando del británico Robert McDouall durante la guerra por Colonia de 1775-1777 donde elaboró un plan para atacar Buenos Aires, el que compartió con el entonces capitán Arthur Phillip, último defensor de Colonia.
[7] Ese plan fue puesto por Phillip en conocimiento del gobierno británico y adoptado por Thomas Townshend, 1° Vizconde Sídney, secretario de estado del gabinete de William Petty Landsdowne.