La inmigración libanesa en Venezuela se inició bien entrado el siglo XIX a raíz de las políticas represivas que aplicaba el Imperio otomano contra los católicos maronitas.
El Líbano había sido una iqta del Imperio otomano desde la Guerra otomano-mameluca en 1516.
Pese a que la administración imperial, cuya religión oficial era el islam, garantizaba la libertad de culto a las comunidades no musulmanas, y el Líbano en especial tenía un status semi autónomo, la situación para los practicantes de la Iglesia católica maronita se vio complicada, ya que debían cancelar impuestos exagerados y sufrían limitaciones para su cultura.
[7] Se considera generalmente que esta primera oleada comenzó a arribar al país durante 1862, en los últimos meses de la Guerra Federal.
Una vez desembarcando en los puertos de Venezuela, fueron clasificados por las autoridades como turcos, debido a que sólo se les había expedido pasaportes con esa nacionalidad.