Inmigración belga en Guatemala

[1]​ En 1842, había arribado a Centroamérica un barco enviado por el monarca Leopoldo I de Bélgica.[2]​ Cuando los belgas observaron las riquezas naturales que poseía la región de Izabal, decidieron establecerse en Santo Tomás de Castilla y construir infraestructura en la región.[7]​ Los primeros setenta y seis colonos arribaron junto con los fusiles prometidos y los primeros sacerdotes jesuitas que regresaban a Guatemala desde 1765; el representante de la colonia, Remy de Puydt prometió que otros setecientos colonos arribarían en los próximos meses e iniciarían los trabajos a que se comprometió para obtener la concesión.[7]​ El proyecto se trató de construir vías marítimas para facilitar la exportación del café, que unía los ríos Motagua y Polochic, ya que los ingleses y belgas estuvieron muy interesados en las riquezas naturales de Izabal y Baja Verapaz donde cruzaban los ríos.[2]​ Hacia los años 1880, durante el gobierno liberal de Justo Rufino Barrios, se fomentó la inmigración europea, incluyendo a los belgas.