Gestión pesquera

Las pesquerías se clasifican como renovables porque los organismos de interés (por ejemplo, peces, mariscos, reptiles, anfibios y mamíferos marinos) suelen producir un excedente biológico anual que, con una gestión adecuada, pueden ser cosechados sin reducir la productividad futura.La gestión de las pesquerías emplea actividades que protegen los recursos pesqueros para que sea posible una explotación sostenible, basándose en la ciencia pesquera y posiblemente incluyendo el principio de precaución.Por ejemplo, el pueblo maorí, residente en Nueva Zelanda desde hace unos 700 años, tenía prohibido coger más de lo que se podía comer y devolver el primer pez capturado como ofrenda al dios del mar Tangaroa.[7]​ En Norteamérica, tanto la pesca comercial como la recreativa se gestionan activamente desde hace más de 150 años.[11]​ No obstante, se habían sentado las bases institucionales de la gestión pesquera moderna.En 1996 se fundó el Marine Stewardship Council para establecer normas de pesca sostenible.[12]​ Según la FAO, la gestión pesquera debe basarse explícitamente en objetivos políticos, idealmente con prioridades transparentes.El deseo de llegar a un acuerdo sobre ésta y otras cuestiones marítimas condujo a tres conferencias sobre el Derecho del Mar y, finalmente, al tratado conocido como Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CDM, o también CONVEMAR o CNUDM).Conceptos como las zonas económicas exclusivas (EEZ -en inglés-, que se extienden 200 millas náuticas (370 km) desde las costas de una nación) asignan a cada país ciertos derechos soberanos y responsabilidades en la gestión de los recursos.En este caso, la responsabilidad soberana debe acordarse con los Estados costeros y las entidades pesqueras vecinas.La CNUDM no prescribe con precisión cómo deben gestionarse las pesquerías confinadas únicamente en aguas internacionales.
Regulaciones de pesca en el arroyo Horton Creek, Arizona