[8] El frente avanzó hacia el sur llegando a las inmediaciones de las zonas urbanas de Pozo Alcón, Huesa y Larva, y elevando, en pocas horas, la superficie afectada de 200 a 1800 ha[9] y superando las 2000 ha poco después.[18] Los medios que quedaron en el lugar,[19] tomaron las medidas oportunas para evitar su nueva propagación, ya que los días siguientes acaeció una nueva ola de calor con temperaturas máximas extremas.[20] Las primeras estimaciones, tras bajar el nivel del incendio, calculaban una superficie quemada superior a las 8000 hectáreas,[21] aunque más tarde se elevaron hasta las 10 000 ha, aún sin estar controlado.[4][5] En el incendio se desplegó un importante operativo, compuesto por:[12][16][20][24][25] Tras el incendio surge la necesidad de reforestar la zona, muy amenazada por la desertificación,[15] utilizando especies propias de matorral mediterráneo como romero, tomillo, lentisco o coscoja, y en las zonas húmedas encina, haciendo que en caso de incendio el bosque se regenere fácilmente, en la anterior reforestación se utilizó, principalmente, Pinus halepensis.[27][28] Un año después, se empezaban a obtener los primeros resultados.