Pero también los sectores en la Quebrada Chañaral Alto y Sierra Caballo Muerto eran importantes fuentes de ingreso.
En la década de 1850 se explotaban minas en sectores adyacentes del actual asentamiento.
El desarrollo minero en la zona se consolidó en las últimas décadas del siglo XIX, lo que llevó a empresarios mineros locales a proponer al Gobierno de la época la prolongación del ferrocarril desde Pueblo Hundido al mineral de Oro del Inca, tal como se le denominaba en esos años.
Esta extensión conlleva a que posteriormente la localidad quede conectada al resto del país a través del Longitudinal Norte por medio de la estación Inca de Oro.
Las precipitaciones estivales son un poco más frecuentes y la máxima promedio es de 14,8 mm.