(también conocida como Oinari) es la deidad japonesa de la fertilidad, el arroz, la agricultura, los zorros, la industria y el éxito en general.
[5] Dakiniten es retratado como un boddhisatva femenino o andrógino a lomos de un zorro blanco volador.
Según los registros de Fushimi Inari-taisha, el mayor y más antiguo santuario dedicado a Inari, los kami o deidades que han formado parte son Izanagi, Izanami, Ninigi y Wakumusubi además de las deidades mencionadas anteriormente.
Actualmente, las cinco deidades identificadas con Inari son Ukanomitama, Sadahiko, Omiyanome, Tanaka y Shi.
El zorro y la joya que hace realidad los deseos son los símbolos prominentes de Inari.
El primer uso registrado del kanji actual, que significa "transportar arroz"", fue en el Ruijū Kokushi en el año 827.
Eruditos como Kazuo Higo creen que la veneración existía incluso siglos antes de la construcción del santuario.
[8] En el 827, la corte otorgó a Inari al quinto rango, lo que incremento la popularidad de la deidad en la capital.
El santuario Fushimi Inari-Taisha, que para entonces ya era un lugar popular de peregrinación, ganó renombre al convertirse en peregrinaje imperial en el año 1072.
A comienzos del siglo XVIII, seguidores de Inari en Ginza acuñaron monedas como ofrenda.
Si se tomaran en cuenta las pequeñas capillas situadas en los caminos, en los hogares, en oficinas corporativas o las pequeñas capillas que no tienen monjes residiendo a tiempo completo, o los templos budistas, la cantidad aumentaría a más de 100.000.
[21] En la entrada a los santuario a Inari generalmente se encuentra uno o más toriis de color bermellón y algunas estatuas de kitsune, que suelen estar adornados por baberos rojos llamados yodarekake que son puestos por sus seguidores.
El colo rojo suele identificarse con Inari, debido a la prevalencia de dicho color en sus santuarios y torii.
Generalmente suelen llevar una joya y una llave, una hoz para cortar arroz o un pergamino.
A pesar de esas características comunes, las estatuas suelen ser bastante individualistas y es difícil encontrar dos figuras iguales.
Estos kitsunes, a diferencia del resto de su especie, como los zorros salvajes o zorros demonios, son de una amabilidad y generosidad extraordinaria, cuyo único interés en sus vidas es ayudar y proteger a los seres humanos.