In amplissimo

En esta encíclica da respuesta a la carta que por ese motivo había recibido de ellos.

La carta expresa su agradecimiento por el cuidado con el que el papa ha atendido a la Iglesia, con referencias a lo que han sido objeto de sus encíclicas, así entre otras cuestiones recuerda el modo en que ha promovido la devoción al Sagrado Corazón,[2]​ al rezo del rosario,[3]​ al patrocinio de San José,[4]​ a su preocupación por los cristianos separados[5]​ y las iglesias orientales[6]​ Christi nomen, Paterna caritas etc.

Pero, sobre todo la carta agradece al papa su cuidado pastoral por la iglesia en Norteamérica: la convocatorio del Concilio de Baltimore, su apoyo al colegio Urbaniano en que se forman en Roma sacerdotes norteamericanos, así como la concesión del carácter pontificio de la Universidad católica de Washington, el nombramiento de un Legado Pontiicio[a]​ que tanto ha ayudado al fortalecimiento del catolicismo en aquel país.

Una especial alegría al considerar las circunstancias que se dan en la iglesia en ese país, y el aumento en el catolicismo que ha experimentado desde el inicio de su pontificado a este momento.

Alaba también la atención especial a los negros e indios, velando por la salvación de sus almas.