Imposición de la birreta cardenalicia (España)

Desde el siglo XVI se estableció la costumbre de que en ocasiones los monarcas españoles fueran los encargados de imponer la birreta cardenalicia, en nombre del Papa, a los cardenales recién creados que residieran en su corte.

[1]​ En el siglo XVIII se consolida la tradición por la cual el monarca es el encargado de imponer la birreta cardenalicia a los cardenales residentes en España.

En primer lugar, llegaba el nuncio en España junto con el ablegado, el guardia noble y el nuevo cardenal a la real capilla.

Una vez en la capilla, los reyes tomaban asiento en la real cortina y comenzaba la ceremonia propiamente dicha.

Tras esto el recién creado cardenal pronunciaba un discurso y daba la bendición a los presentes.

Diplomáticos en Palacio Real en la imposición de la birreta a A. Rinaldini, nuncio en España (Fotografía de J. Muñoz de Baena en La Ilustración Española y Americana , 1907)