Desde mediados del siglo XIX se comienza a utilizar el término capilla pública.
El acto se producía en las festividades religiosas señaladas por el ceremonial y en otras celebraciones que el monarca declaraba capilla pública.
[7] Desde principios del siglo XIX las festividades religiosas objeto de la capilla pública quedaron establecidas por la etiqueta.
La procesión entraba en la Real Capilla y se colocaba según su rango.
[8] El monarca y su consorte tomaban asiento bajo el dosel (que continuaba conociéndose también por su anterior denominación, cortina).