En el complejo protocolo de la corte borgoñona se utilizaba un dosel cortinado durante algunas funciones litúrgicas públicas.
[1] Así mismo está documentado el uso de oratorios cortinados en otras cortes bajomedievales europeas como la portuguesa o la escocesa.
[5]En otras ocasiones podía instalarse la cortina para la asistencia del rey a funciones religiosas en lugares no destinados al culto.
[Nota 1][6] Al menos en una ocasión la reina utilizó una cortina separada de la del rey.
No obstante, continuaba conociéndose como cortina al dosel únicamente cortinado en su parte posterior y parcialmente a cada lado, que albergaba al monarca en las conocidas como capillas públicas (frente a las ocasiones en que el rey acudía desde el cancel o tribuna).
En ocasiones, las telas que guarnecían la Real Cortina se cambiaban de acuerdo con el color litúgico utilizado para la ceremonia religiosa.
[20] Dentro de la Real Cortina se disponían ricas alfombras, sitiales, reclinatorios y escabeles para el monarca.