Existieron como tal clase desde el reinado de los Austrias.
[1] Durante los reinados de los dos últimos reyes antes de la proclamación de la República Española, Alfonso XII y Alfonso XIII, no se exigían condiciones legales para el desempeño del cargo, si bien debían ser individuos de posición social elevada y su número no era fijo.
Asistían a todas las audiencias y actos oficiales junto al monarca turnándose para asistirle y colocándose frente al trono siempre.
Únicamente hacían servicio en el Palacio Real de Madrid y otras residencias reales, no acompañando al rey en los viajes.
Sustituían al mayordomo mayor no estando este presente, siendo especialmente importante esta sustitución en las funciones sacramentales y rubricando los gastos semanales.