Imposición de la birreta cardenalicia
Los cardenales miembros de órdenes regulares no usaron la birreta roja hasta finales del siglo XVI.En estos casos, normalmente los pontífices remitían la birreta a los cardenales creados por medio de un enviado nombrado al efecto (ablegado apostólico).En ocasiones, los pontífices no nombraban un ablegado, sino que la birreta era enviada al nuncio escoltada por un oficial de la Guardia Noble.En los casos en que le correspondía la prerrogativa de imponerla, era el nuncio apostólico quien entregaba la birreta al soberano para que la impusiera al nuevo cardenal en nombre del Papa.Por último en aquellas ocasiones en que el cardenal creado no residía en un estado en que el soberano tuviera la prerrogativa de la imposición, o que aún teniéndola no pudiese imponersela, recibía la birreta roja de manos del ablegado y se la imponía con sus propias manos.