La fundación de la iglesia, consagrada el 12 de diciembre de 1644, coincide con la del antiguo convento y fue obra de los carmelitas catalanes, Brios y Brunacho que, gracias a los legados y las donaciones de los vecinos, pudieron comprar tres edificios contiguos, para transformarlos en un gran espacio religioso que incluye la iglesia y convento, aunque este último ya no existe debido a un incendio que lo destruyó en 1889.
Un pequeño atrio conduce a la entrada de la iglesia; presenta en las esquinas dos pilastras en ángulo; en la parte superior frontal se abren dos ventanas que dan a la galería de las mujeres, permitiendo la luz natural en su interior; en el tímpano hay un rosetón muy pequeño.
La fachada se remata con una espadaña de tres arcos y dos campanas.
La entrada de la iglesia está sobre elevada respecto a la calle dos tramos de escalones situados, el primero, antes del atrio y el segundo, ya en la entrada interior de la iglesia cruzando el espacio del atrio.
En la del ábside, se encuentra el retablo mayor de madera tallada, dorada y policromada probablemente realizada por un maestro de Sácer, entre finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII.