[4] En el convento se impartían clases de gramática, teología y artes.
[6] Los dominicos construyeron su iglesia conventual en este lugar en el siglo XVII.
Dos años después, en 1742, una de las bóvedas se vino abajo, pero las obras siguieron adelante, y en 1774 la comunidad comunicó al cabildo eclesiástico que ya se encontraban concluidas.
[8] En 1810, con la invasión francesa de Sevilla, el convento fue exclaustrado y usado como establo.
[9] El arzobispo Enrique Almaraz Santos le entregó de nuevo la iglesia a los dominicos en 1909.
[9] El templo se organiza a partir de una planta rectangular muy alargada, que cuenta con tres naves y crucero.
En el centro del crucero dispone de una gran cúpula con tambor sobre pechinas, realizada con nervios dobles enmarcados por líneas ondulantes que apoyan sobre columnas pareadas salomónicas acanaladas en su tercio inferior.
[11] El edificio responde de lleno a su traza del siglo XVIII.
En la fachada principal hay un gran óculo y la esbelta portada barroca.
La portada cuenta con un arco de medio punto dentro del cual hay un frontispicio con una hornacina.
La Hermandad de la Candelaria, que había cedido la ermita a los dominicos, mantuvo su sede en la iglesia conventual.
Los mínimos les cedieron un lugar anejo a la iglesia para que construyeran una capilla propia y otro lugar en el interior de la iglesia para que celebrasen sus cabildos.
En 1835 la hermandad se trasladó a la Iglesia del Convento de San Jacinto.
[18] La tala contó con el apoyo de 33 asociaciones del barrio, incluidas varias hermandades.