Ibn Hud

En la Batalla de Las Navas de Tolosa en 1212, las tropas almohades fueron derrotadas por los cristianos, el poder musulmán en la península ibérica comenzó así su declive definitivo y la Reconquista tomó un nuevo impulso que produjo en los siguientes cuarenta años un importante avance de los reinos cristianos, que tomaron casi todos los territorios del sur bajo poder musulmán.

A pesar de su éxito inicial, Ibn Hud también tuvo que hacer frente a la presión conquistadora de los cristianos, así Fernando III de Castilla desde Toledo se dirigió con su ejército hacia Úbeda, ciudad que, por la mala relación entre Ibn Hud y Alhamar, no recibió socorro.

Este éxito no impide que los sevillanos rechazaran a Alhamar llamando de nuevo a Ibn Hud, que ocupó Carmona y Córdoba, forzando una tregua entre ambos rivales.

Ibn Hud acabaría convirtiéndose en vasallo de los castellanos, se vería obligado a pagar los correspondientes tributos, lo que haría que su reinado fuese empobreciéndose cada vez más y aumentase el descontento de la población.

Durante su reinado, Ibn Hud estableció su capital en Murcia,[2]​ la ciudad vivió por ello un nuevo momento de auge, reflejado en el Alcázar Menor.