Horacio Martínez Prieto

[1]​ Descrito por Gregorio Gallego en sus memorias como "anarquista de confianza, hábil y maniobrero", su eficiencia en el anarcosindicalismo, en especial en el País Vasco, se mantuvo más cerca de lo utópico y las "finalidades sin fin" que del activismo sin límites.Estudió en una escuela municipal donde su padre quiso contestar a navajazos una paliza del maestro.Un atentado en Altos Hornos de Vizcaya supuso para Horacio el comienzo de una larga serie de peripecias dramáticas (incluidas el ser conducido a pie, entre guardias civiles, desde Vizcaya a Sevilla y una falsa ejecución en Alicante), que acabaron con su huida-exilio en Francia, dejando a su madre, ya viuda, en Bilbao.En 1931, al ser proclamada la Segunda República Española, se afilió a la CNT —dejando de ser, según su propia definición, "anarquista puro"—; un año después, junto con otros tres invitados, visitó la URSS; a su regreso se mostró inicialmente prudente en sus opiniones pero luego publicó un folleto crítico sobre el sistema soviético.Escribió artículos en Timón durante la guerra civil e intercedió por un partido político afiliándose finalmente a la FAI.