Aunque las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo fue un delito castigado con la pena capital en el Antiguo Régimen, esto fue derogado en 1791 durante la Revolución francesa.Existen también representaciones gráficas del Paleolítico de las que se discute si retratan relaciones homosexuales, como un coito anal entre dos hombres en La Marche o dos mujeres con las piernas entrelazadas, en la postura conocida como la tijera (de hace unos 27 000 años).[3] Su descripción del extendido erotismo entre hombres de los celtas no se ha conservado en su forma original; sin embargo, los recuentos sobre el tema incluidos en las compilaciones del historiógrafo Diodoro Sículo, así como en el retórico Ateneo de Náucratis (hacia el año 190), se remontan posiblemente a Posidonio.La forma socialmente aceptable de homosexualidad en la Antigua Grecia era la pederastía, que consistía en la relación amorosa entre un adulto libre a menudo de clase alta, el erastés, y un adolescente entre 12 y 17 años o a veces algo mayor, el eromenos.Existían algunas excepciones, era el caso de los philoboupais, en los que el eromenos seguía manteniendo el interés del erastes.[9] La actitud de los griegos frente a la sexualidad estaba definida por tres puntos básicos: la distinción primordial era entre activos, ho poion, y pasivos, ho paschon, no entre homo y heterosexuales; las actitudes cambiaban según la clase social; y los únicos que tenían derecho a seguir su placer sexual fuera del matrimonio eran los hombres.La moralidad romana ya había cambiado hacia el siglo IV, en el que Amiano Marcelino critica amargamente las costumbres sexuales de los taifali, una tribu bárbara situada entre los Cárpatos y el Mar Negro, que practicaba la pederastia de estilo griego.[13] Hasta el año 313 no hubo una doctrina común en el cristianismo sobre la homosexualidad,[13] pero anteriormente San Pablo ya había criticado la homosexualidad como contra natura: Poco a poco los Padres de la Iglesia fueron creando un cuerpo literario en el que se condenaba la homosexualidad y el sexo en general en los términos más enérgicos, luchando contra una práctica común en la sociedad de la época, incluyendo la primitiva Iglesia.[13] Durante el siglo VI se extendió la amistad romántica en el reino merovingio, haciéndose habituales la dedicación de poemas eróticos entre intelectuales, en imitación a Horacio, Catulo u Ovidio.[15] La literatura homoerótica continúa durante el siglo XII bajo protección de los reyes anglonormandos.Según el Établissements, «Si alguien es sospechoso de bougrerie el magistrado lo detendrá y lo enviará al obispo; y si es probado será quemado en la hoguera; y todos sus bienes irán al barón.» Los juristas franceses han discutido durante siglos si bougrerie se refiere a la sodomía o a los cátaros, como parece ser correcto, ya que el significado de «sodomita» para bougre es un anacronismo.[21] Hasta época reciente se creía que el lesbianismo había sido ignorado por las leyes civiles medievales.[27] A la vez, Felipe IV comenzó un proceso judicial en contra del fallecido papa Bonifacio VIII, en buena parte por sodomía, proceso que el papa Clemente V se trajo a la Santa Sedepara evitar una condena de su predecesor.[28] Durante la Alta Edad Media se generalizaron las persecuciones de sodomitas, sin parar en estatus social, poder o riqueza, como tuvieron que aprender muy a su pesar incluso reyes y papas.[29] Durante el Renacimiento, la actitud frente a la homosexualidad va desde el amor platónico entre hombres y las obras de arte que celebran la belleza del cuerpo masculino, hasta la persecución, la tortura, la humillación pública y el ajusticiamiento de los sodomitas, a veces incluso en la misma ciudad.Un caso transmitido por Montaigne en 1580, deja entrever una pequeña comunidad rural lesbiana en Chaumont-en-Bassigni: siete u ocho muchachas decidieron vivir sus vidas como hombres; una de ellas, se casó en Montier-en-Der con otra mujer y mantuvo un matrimonio feliz cuatro o cinco meses, hasta ser reconocida por alguien de Chaumont; condenada por usar instrumentos ilícitos para el sexo, la culpada prefirió la horca a volver a su rol de mujer.[37] Antes de la revolución francesa los tribunales eclesiásticos consideraban la homosexualidad un delito severamente castigado.Jean Diot y Bruno Lenoir fueron los últimos homosexuales ejecutados en la hoguera en enero de 1750.[38] La revolución francesa abolió los tribunales eclesiásticos el código penal de 1791 y los delitos que la ilustración consideraba imaginarios como la homosexualidad o la brujería.Esta despenalización, que fue la primera de un Estado actual, se mantuvo en el código penal introducido por Napoléon en 1810, no incluyendo las prácticas homosexuales entre adultos en privado, al considerar sólo delitos las conductas que perjudicaran a un tercero.[39] Actualmente las uniones civiles son una opción tanto para las parejas homosexuales y heterosexuales francesas que deseen formalizar legalmente su relación.Aunque el pueblo francés no es tan tolerante como el Benelux, Escandinavia, España, Andorra o su antigua colonia en América, como la provincia canadiense de Quebec, [cita requerida] en general ve la sexualidad como un asunto privado, pero por ese mismo motivo, se espera que permanezca en el ámbito privado.
Fresco de una tumba de
Paestum
, una colonia Griega. Muestra una escena de un
simposio
.
Caricatura de Enrique III de Francia (1551-1589), en el frontispicio de libro
Les Hermaphrodites
(1605) de Thomas Artus.
Ie ne ſuis masle ny femelle
Et ſi ie ſuis bien en ceruelle
Lequel des deux ie doibs choiſir
Mais qu’importe à qui on reſſamble
Il vault mieux les avoir enſemble
On en reçoit double plaiſir.
[No soy macho ni hembra
Y si yo estuviese bien de la cabeza
Cual de los dos debo elegir
Pero qué importa a quien uno se parece
Más vale tener ambos juntos
Se recibe el doble de placer.
]