Fue, al mismo tiempo, la primera expresión de una “sociedad civil internacional”, según señala el autor Dévrig Mollès, quien analiza en un trabajo en español cómo se desarrollaron los distintos acontecimientos que condujeron a la “invención” de la masonería, cuáles fueron esos mitos y qué funciones cumplieron estas neotradiciones.
El texto se fue acrecentando, evidenciando progresivamente cierto imaginario social, en su primera versión tenía 110 páginas, pero en la última alcanzaba las 484.
[7] Este giro narrativo puede explicarse por su adecuación al gusto literario francés del siglo XVII y XVIII.
Asimismo, seguía la corriente cristiano-mística del quietismo, muy difundida en esos siglos, aunque condenada por la Iglesia Católica.
La creencia se propagó en los países que mantenían relaciones con las logias francesas: Alemania, Italia, Suecia y Rusia.
La orden del Temple había sido destruida en el siglo XIV, ya que tanto el papa como el monarca francés la condenaron por hereje.
Para este relato, que ofrece múltiples variantes, las logias de la masonería operativa, más que incorporar miembros aceptados, subsistieron gracias a la transmisión del oficio, generalmente de padres a hijos, o capacitando aprendices.
Se sostenía que habían sido aceptados en los gremios gentlemen e intelectuales, quienes aportaron sus inclinaciones sobre hermetismo místico, matemáticas y geografía.
Es insostenible que una red secreta de logias iniciáticas haya sobrevivido durante siglos en “perfecta continuidad” sin ser detectadas por historiadores profesionales.
Hacia el siglo XVII las asociaciones de compañeros intercambiaron leyendas y símbolos para integrarlos a sus prácticas, pero no hubo mucho más.
Sin embargo, apenas 21 logias corporativas fundadas en el siglo XVII sobrevivieron, según afirma el principal especialista de la masonería en Escocia, David Stevenson.
La teoría de la transición aparentaba ser la más seria y contrariamente a las demás parecía fundamentada en elementos materiales reales.
Pero ya casi medio siglo que esta teoría colapsó y ha sido suplantada por la de la invención.
Es insostenible que una red secreta de logias iniciáticas haya sobrevivido durante siglos en “perfecta continuidad” sin ser detectadas por historiadores profesionales.
La masonería fue primera asociación civil internacional, siguiendo los pasos de exiliados protestantes franceses, que se convirtieron en militantes “desproporcionadamente numerosos y activos”.
La masonería escocesa se consolidó como un espacio laico y secularizado, con lo cual ganó la capacidad de incorporar a hombres esclarecidos.
[27] Estos principios tenían sus límites en una época en la cual el sectarismo y la intolerancia reinaban en la mentalidad colectiva.
En 1730 federaba 106 logias en Londres, 45 en Inglaterra, 7 en el continente europeo y algunas en las colonias de América e India.
Es decir que mientras las primeras no distinguían entre el espacio público y el privado, los principios masónicos sí lo hacían.
Algunas de estas asociaciones se inventaban rituales fantasiosos y orígenes antiguos como lo hicieron luego las primeras masonerías.
Prosigue indicando que Adán había sido “nuestro primer pariente” creado a “imagen de Dios, el Gran Arquitecto del Universo”.
Tras “la caída” los hombres habían perpetuado “la noble ciencia”: geometría, geografía, mecánica, arquitectura, astronomía… Este método era “el común patrimonio de la Humanidad”.
Decía “todos los seres humanos son miembros de una sola comunidad moral […] y tienen obligaciones para con los demás seres humanos, independientemente de su personalidad, idioma, religión, costumbres, etc.”[33] En 1777, en su Address to a French gentleman, el inglés William Preston declaraba que los masones debían “considerar al mundo como una gran república, cuya naciones forman una sola familia y de la cual todos los individuos son los hijos”.
Las corporaciones medievales imponían a sus miembros una absoluta sumisión al poder político y religioso.
[37] En estas condiciones, nacía un nuevo tipo antropológico: el individuo que podía asociarse con sus semejantes y desarrollar publicaciones para la difusión (como The Freemason Magazine) o bien organizarse en defensa de derechos civiles y sociedades fundamentales (como la Society of the Bill of Rights, 1763).
Durante el siglo XVIII las Constitutions masónicas[38] fueron el único libro usado por la Grand Lodge of England.
Pervivió debidamente estructurada hasta 1746, y apoyó la oposición a la Gran Logia de Londres en 1752.
Además, dio origen a los altos grados escoceses y caballerescos, desde el discurso de Andrew Michael Ramsay en 1736.
La Gran Logia Nacional de Francia no forma parte del espacio «nasonería francesa».
La estructuración de la sociedad, basada en estados-naciones, se ha ido sustituyendo progresivamente por mega sistemas político-económicos a escala mundial.