La historia de Jarpa pertenece a una unidad más amplia: la del pueblo Wanka.
Hace 15 milenios aproximadamente, recorrían estas tierras, sociedades de cazadores, recolectores y pescadores; habitaron las cuevas.
Los Wankas pobladores antiguos del valle consolidaron su personalidad cultural y aseguraron el control del valle frente a los Yauyos, los Wancho, los Collique, los Asto y los Chancas.
En esta parte alta se desarrollaba un pueblo repartido en cuatro áreas estratégicas, con la finalidad de evitar cualquier ataque que pudieran enfrentar: Los de Ichan, Punko, Punta y Canchannio.
En Ichan, Punko, Punta, Canchannio, Coto Coto, Cuncannio y Shuktun actualmente se encuentran restos arquitectónicos, con viviendas, donde aún se hallan restos de granos y otros alimentos, confirmando el intercambio con los de la zona baja.
Estas viviendas tienen formas circulares, construida con rocas labradas, están unidas con mezclas de cal, arcilla y paja, logrando uniformidad.
a 3m, Algunas viviendas están construidas sobre terrazas pre construidas de piedra molida (falsos pisos) que les dieron espacio y consistencia a sus construcciones y rodeadas por murallas hecha de rocas, así mismo muestran corredores internos.
También se encuentran cerámicas y tejidos de las culturas Nazca, Tiahuanacu, Chavin, Wari e Inca.
Gutiérrez afirma que, la existencia ocupacional pertenece al intermedio tardío horizonte Inca y tardío Inca (Gutiérrez Santayana, María UNCP 1995), remontándose la presencia del hombre del Alto Cunas a la época pre-incaica; siendo poblaciones que pertenecieron al reino de los Wankas.
La clase gobernante Wanka fue mantenida, integrada y subordinada a su aparato político estatal, pero sin capacidad de desarrollarse independientemente.
La mano de obra era Wanka y los que controlaban era gente del Inca.
Cuando los españoles llegaron al Perú, los Wankas contribuyeron en su asentamiento, hicieron esto porque el imperio incaico fue un régimen imperialista, que había sometido al pueblo Wanka bajo formas de servidumbre y castigo.
Los Wankas a la llegada de los españoles fue dividida en tres sayas y los que habían quedado y sobrevivido a la acción destructora de los incas fueron trasladados al Valle del Mantaro.
La dominación española entonces no alteró el poder y la organización de los Apus o caciques Wankas que los incas también habían robustecido, e incluso la conservaron por medio de ordenanzas del Virrey Toledo y leyes del Consejo de Indias, pero los que tuvieron consecuencias en las relaciones fueron la gente del pueblo.
Amparados en estas leyes para 1525 Macho Apu Alaya que había sucedido en el cargo a su padre Sinchi Canga Alaya, tuvieron su dominio sobre el inmenso territorio de los Hanan Wanka; sin embargo va originándose una política de agrupamiento de los pueblos indígenas que va formándose como derecho y reclamo desde 1549.
Las reducciones toledanas no sólo dieron origen a los pueblos, sino que significaron la pérdida de la vigencia del ayllu como núcleo de la organización social y su sustitución por la comunidad campesina que terminó por consolidarse en el siglo XVII.
Las reducción o pueblo de indígenas o común de indios, (Espinoza 1969: 16) era una institución económica y se imponía al estilo español, el espacio tenía una forma cuadrangular, con un espacio urbano y otro rural.
El urbano básicamente conformado por la plaza y el rural contenía los ranchos de los indios, las tierras de las familias y las tierras comunales que servían para pagar tributos.
Y por segunda vez se funda por el visitador real Jerónimo de Silva en 1571.
En el lugar denominado Washan Uclo la Iglesia empezó a explotar los pastos para ganadería para San Juan Bautista, Prefiriendo para sus pastores a los indígenas, por su capacidad para vivir en las condiciones de la zona alta.
Las Haciendas de Canipaco, Laive, Ingahuasi, Jatunhuasi y Colpa, quedan comprendidas en el nuevo Distrito.
Frente a las innumerables quejas, problemas y petitorios de las dos partes el Gobierno da una nueva resolución, Nro.
En 1879 se declara la guerra con Chile y el tema pasa a un segundo lugar.
En el conflicto con Chile, San Juan participó activamente en defensa del suelo patrio.
Para hacer frente al ejército profesional del invasor, armado con armamento inglés moderno de esos tiempos como sables, fusiles y cañones, los campesinos, se armaron con rejones, palos, picos, cuchillos, hondas y algunos fusiles viejos, siendo los honderos los que más dañó infligieron.
Cuyo cumplimiento lo verificará V. por orden del señor comandante General D. Bartolomé Guerra quien me ha ordenado en su oficio, con esta misma fecha, para pasarle nota oficial donde V, por lo mismo mando volando al propio.
Espera el que suscribe su puntual cumplimiento y su digna contestación.- Dios guarde a Ud.- Pablo Lazo.
Los pobladores cuentan que el Mariscal Cáceres con el objetivo de reorganizar y reforzar su ejército se acantonó en Jarpa, hecho que se encuentra en las memorias del Mariscal en la Biblioteca Nacional.
Al finalizar los años veinte e inicio de los treinta, en nuestro País, las oligarquía se va debilitando y se van dando grandes movilizaciones, agrupaciones y corrientes indigenistas, aparecen nuevos partidos como el APRA y el PCP, que tenían entre sus planteamiento reivindicar al indígena y con ellos surge un sector de sus juventudes provincianas que tenían más contacto con las realidades de la capital, quienes ayudan a canalizar las demandas de los pueblos.
y Ramón García SJ, Antonio Aguirre SJ y con la participación de laicos profesionales como Crisanto Casallo, Alcides Cairampoma, Benancio Macha, Vicente Nalvarte, Hilario Aquino, Pedro Pariona, Javier Trigo, Manuel Raez, Ricardo Furman, Cecilia Suiyoshi, Jesús Mara Quispe, Ena Reynoso, Benjamín Armas, Mario Castillo, Régulo Meza, Carlos Casas, Elsa Álvarez, Luis Casallo, Graciela de la Cruz, Graciela Egoavil, Manuel Ospinal, Regina Henriquez, Eleuterio Inga, Augusto Armas, Hildebrando Molina y muchas personas más.