Tras prestar servicios en el ejército y en la corte, se dedicó a la piratería.
Darío, gracias a Histieo, pudo regresar a Asia con su ejército sano y salvo y como premio por sus servicios, le dio el señorío de Mircino, en Tracia, región rica en minas de plata y bosques, ideal para construir una flota; lugar fronterizo donde un hombre ambicioso podía hacer fortuna.
Megabazo, el comandante en jefe persa de todos los territorios europeos recién adquiridos por el Gran Rey no confiaba en Histieo y comenzó a desacreditarlo ante este indicándole que un hombre como Histieo, con esos recursos ,podría ser un formidable enemigo.
Histieo huyó de Sardes y se encaminó a Jonia para liderar la insurrección, pero fue encarcelado en Quíos, puesto que los griegos creían que era un agente del rey aqueménida; verificaron su desobediencia al persa y lo liberaron.
Tras la caída de Mileto, Histieo trasladó sus operaciones a Quíos donde tomó Policne y la convirtió en su cuartel general.