Hispano Villiers[1] fue una marca española de motores fundada por el ingeniero industrial Ramón Pintó Oliveras, fabricados con el mismo nombre en Barcelona, entre 1953 y finales de los años 60,[2] cuando se transformó en Hispano Motor para fabricar los motores Lombardini bajo licencia italiana.
En su mejor momento, la producción anual alcanzó las 60.000 unidades,[3] basándose el éxito alcanzado con sus productos en una fabricación concienzuda y en la experiencia de la casa matriz Villiers en Inglaterra, que fabricaba motores desde principios del siglo.
[4] También la empresa Harry Walker SA, representante de Villiers Ltd en España, había importado estos motores tras la Guerra Civil.
A principios de los 70, Hispano Villiers pasó a denominarse Hispano Motor SA y a fabricar, en una nueva planta ubicada en Rubí, Vallés Occidental, los motores Lombardini bajo licencia italiana, actividad que desarrolló hasta finales de los años 80.
[3] En 1958 Hispano Villiers lanzó uno de los pocos bicilíndricos que había en España, un dos cilindros paralelos (dos motores de 125 cc conectados por el cigüeñal a 180 grados), alcanzando así una curva característica similar a un cuatro cilindros de cuatro tiempos.