En 1919, Joseph Larmor propuso que una dinamo podría estar generando ese campo.[3][4] Sin embargo, incluso después de que él adelantase su hipótesis, algunos científicos prominentes propusieron explicaciones alternativas.Las fuentes que generan calor son la energía gravitacional liberada por la compresión del núcleo; la energía gravitacional liberada por el rechazo de elementos ligeros (probablemente azufre, oxígeno o silicio) en el límite interno del núcleo a medida que crece; el calor latente de cristalización en el límite interno del núcleo; y la radiactividad del potasio, uranio y torio.Los modelos iniciales se centran en la generación de campos por convección en el fluido núcleo externo del planeta.Leves variaciones en la temperatura de la superficie del núcleo, en el rango de unos pocos milikelvins, han dado como resultado aumentos significativos en el flujo convectivo y producían campos magnéticos más realistas..[8][9]