El inventor italiano Enrico Forlanini comenzó a trabajar en hidroplanos en 1898 y utilizó un sistema de láminas en escalera.
Alexander Graham Bell consideró entonces que la invención del hidroplano era un logro muy significativo.
Baldwin estudió los trabajos del inventor italiano Enrico Forlanini y empezó a probar modelos basados en sus diseños, lo que le permitió junto a Bell el desarrollo del hidroala.
De regreso a Baddeck, en Nueva Escocia, se ensayaron varios prototipos hasta culminar en el HD-4.
El Bras d'Or era del tipo surface-piercing y durante las pruebas mostró un buen comportamiento, alcanzando una velocidad máxima de 63 nudos.
A medida que la velocidad aumenta, la presión del agua bajo el ala, unida a la disminución de la presión que se forma sobre la misma genera una fuerza de sustentación opuesta al peso de la nave y una vez alcanzada cierta velocidad es suficiente para elevar completamente el casco sobre el agua.
La única parte del barco que permanece sumergida, por supuesto, descontando las alas, son las hélices y el timón de dirección.
En Italia, las flotas más numerosas se encuentran en Campania (para el enlace con la isla del golfo) y en Sicilia (donde realizan el enlace marítimo de las islas Eolie, Egadi y Ustica).
En Venezuela se usaron durante muchos años operados por la empresa Jet Caribe o Gran Cacique, cubriendo la ruta entre la Isla de Margarita y el continente (Puerto La Cruz o Cumaná).
Esta característica ha sido aprovechada con fines militares, empleándose los hidroalas como lanchas de patrulla costera o bien como destructores.
También desempeñaron labores en la lucha contra el narcotráfico, convirtiéndose en una auténtica pesadilla para los traficantes por su velocidad y su armamento.