La Hermandad se constituyó en torno a una antigua imagen de un Crucificado de proporciones menores al tamaño natural, al que se rendía culto en la ciudad desde las primeras décadas del siglo XVI.Desvirtuado el carácter religioso y hospitalario de la ermita, y llegados al siglo XIX, en que las tres hermandades existentes en ella (Santo Crucifijo, San Nuflo y San José) quedan refundidas en una sola, se asiste a un paulatino declive, hasta que en 1820 se suprime la Estación de Penitencia, en virtud del decreto que instituía la procesión oficial del Santo Entierro, única permitida.A muy poco desaparece la Cofradía y la ermita es cerrada al culto.Allí permaneció la imagen hasta que, construida la nueva parroquia de Jesús Divino Obrero, y a instancias del obispo de Córdoba Fray Albino, es trasladada a dicho templo.Una de sus primeras decisiones fue la restauración del Señor, el cual se encontraba muy deteriorado, y pudo ser intervenido gracias a la generosa iniciativa del párroco, que también costeó el paso con el que el Cristo salió algunos años.Durante los sesenta, se fue consolidando, al tiempo que enriquecía el hasta entonces humilde patrimonio material.En lo que se refiere a la talla, ésta ha tenido que ser restaurada en dos ocasiones: una en 1985 y la otra más reciente en 2016, siendo las dos veces intervenida por su mismo autor Álvarez Duarte.Su paso combina la madera barnizada con el dorado en cartelas, molduras y cresterías, una labor que está desarrollando la doradora gaditana Felisa García Llanera.El barnizado en caoba, a cargo de Manuel Valverde, ya se completó íntegramente.Se tiene constancia de que ha sido restaurado en cuatro ocasiones: 1885 por autor desconocido, en 1956 por el escultor cordobés Camacho Melero, en 1985 por Luis Álvarez Duarte, y finalmente en 2006 por Enrique Ortega.Su pierna izquierda ligeramente flexionada imprime cierto dinamismo a la imagen cuya ampulosa túnica se va apuntando hacia los pies anunciando otras formas artísticas.[8] El paso sobre el que procesionan las tres imágenes fue proyectado y tallado por Manuel Guzmán Bejarano en 1979, autor también de la actual cruz de la talla del Cristo del Amor, en 1991.Obra del imaginero sevillano Luis Álvarez Duarte en 1980, quien se encargaría de restaurarla en 1985 y 2016.El entrecejo apenas se curva, nariz recta y boca entreabierta.
Copia en miniatura de Nuestro Padre Jesús del Silencio en el Desprecio de Herodes.