Guerra ruso-persa (1826-1828)

Tras el Tratado de Gulistán que puso fin a la guerra ruso-persa en 1813, la paz reinó entre ambos países en el Cáucaso durante trece años.

El asunto se decidió cuando el partido belicoso de Abbas Mirza prevaleció en Teherán y el embajador ruso Aleksandr Ménshikov fue puesto bajo arresto domiciliario.

Alekséi Yermólov, el gobernador general ruso del Cáucaso, sintiendo que no tenía suficientes recursos para contrarrestar la invasión, no quiso presentar batalla y ordenó que Ganyá, la ciudad más poblada del Cáucaso meridional, fuera abandonada.

En Shusha, una pequeña guarnición rusa consiguió aguantar hasta que el 5 de septiembre los refuerzos del general Valerián Madátov llegaron en su socorro.

Al conocer las noticias, Abbas Mirza levantó el asedio de Shusha y marchó hacia Ganyá.