Guadalbullón

En uno de sus subafluentes, el río Quiebrajano, se sitúa el embalse del mismo nombre que regula sus aportaciones para abastecer a la población de Jaén, principal núcleo urbano de su cuenca hidrográfica.

Históricamente, el valle del río fue una importante vía de comunicación entre el Alto Guadalquivir y la intrabética.

[3]​ Dichos miliarios corresponden a sendas mejoras y reformas llevadas a cabo por Adriano (136), Máximo Daza (305), Constantino (307-317) y Crispo (317-326).

[4]​ No obstante y pese a su popularidad, el valle del río Guadalbullón fue una vía de paso peligrosa dada la inseguridad de un terreno montañoso: escarpado, horadado incesantemente por las aguas y, asimismo, cobijo de bandidos y asaltadores, que favorecía las emboscadas así como rebeliones.

[6]​ Este río tiene caudales de estiaje que históricamente han permitido el establecimiento de riegos, ubicados inicialmente en el tramo bajo próximo a la unión con el Guadalquivir, y que posteriormente, con el “boom” del riego del olivar en la provincia de Jaén, se ha extendido a todo el valle.