El colectivo, formado por una veintena de artistas multidisciplinares, desarrollaba sus trayectorias individualmente desde mediados de los setenta con una actividad creativa experimental y autogestionada.
[1] En España la transición democrática y sus consecuentes cambios sociopolíticos trajeron consigo una efervescencia creativa poco común en todos los ámbitos de la cultura: artes plásticas, teatro, música, arquitectura, medios audiovisuales, literatura, poesía, cómic, diseño, moda, etc.
En el año 1980, tuvo lugar un evento que se enmarcó en este contexto: el nacimiento de Atlántica, un colectivo de artistas e intelectuales unidos por una voluntad común de renovación, que trabajaban con un enfoque creativo radicalmente innovador e integrador con el resto del mundo, cuyas obras lograron trascender a escala española e internacional.
En ese núcleo nació la idea del Grupo Atlántica que reivindicaba la cultura atlántica y abrió la pintura gallega a las corrientes internacionales, en el que participaban, además, gente como Baixeras, Correa Corredoira, Armando Guerra, Goyanes, Silverio Rivas, Basallo, Manuel Moldes, Manuel Ruibal, Mon Vasco, Mantecón, Lamazares, Leiro, etc. Atlántica no era un grupo generacional porque en él se integraron artistas mayores como Raimundo Patiño, Alberto Datas o Lodeiro, que llevaban años trabajando en solitario con el espíritu atlántico.
El grupo estaba compuesto, entre otros, por los pintores Menchu Lamas, Anton Lamazares, Manuel Moldes, Ángel Huete, Antón Patiño, Guillermo Monroy, Carlos Crego, Correa Corredoira, Silverio Rivas, Rafael Baixeras, José Freixanes, Francisco Leiro, Reimundo Patiño, Francisco Mantecón, Xaime Cabanas, José Lodeiro, Xesús Vázquez, Manuel Quintana Martelo, Manuel Facal y los escultores Ignacio Basallo, Mon Vasco, Silverio Rivas y Luis Borrajo.