Tiridates cayó en profunda tristeza, rozando la locura y durante un día de caza, comienza una vida errante en el bosque, padeciendo un síndrome similar a la licantropía, ante el que nadie podía acercársele ni llevarlo al palacio.
Una vez en la corte, predica la religión cristiana y ruega a Dios que cure al rey Tirídates.
Cuando este sana, pide el bautismo y en el año 301 Armenia se convirtió en el primer país que adoptó el cristianismo como religión del estado.
[5] La causa del cristianismo parecía garantizada: el Rey, los príncipes y el pueblo compitieron entre sí en la obediencia a Gregorio.
Hacia el año 331 se retiró a una cueva y vivió como un ermitaño en el monte Sebuh, en la provincia de Daranalia en la Alta Armenia, y allí falleció pocos años después sin que nadie le acompañase.
Cuando se descubrió que había muerto, su cadáver fue trasladado a la aldea de Thodanum (o Tharotan).
Un siglo después, fue publicada una traducción al griego en Venecia y desde entonces se han editado también en alemán por J.M.