Gregorio Bausá
Con todo no parece que llegase a ordenarse de sacerdote, y, según esta hipótesis, no volverá a haber noticias suyas hasta 1631, cuando se le encuentra trabajando como pintor en la cartuja de Valdecristo, en el término municipal de Altura, próxima a Segorbe.Antonio Furió, sin embargo, descartó ese origen y la incipiente carrera eclesiástica al descubrir la que sería la primera noticia segura relativa al pintor: el reconocimiento ante notario de un contrato de aprendizaje con el pintor mallorquín Felip Llodrá, firmado en 1617 y que debía concluir en 1623.[1] La formación al lado de Francisco Ribalta, afirmada por las fuentes literarias antiguas, no ha podido ser documentada y resulta problemática dadas las fechas en que pudo llegar Bausá a Valencia, que, en ningún caso, sería antes de 1616, pues no aparece en esa fecha inscrito en el Colegio de Pintores.Basado en estampas de Alberto Durero para la composición general, y con iluminación nocturna procedente del interior del cuadro, a la manera de los pintores manieristas, presenta una composición abigarrada, atendiendo a detalles secundarios, a medio camino entre lo ribaltesco y Pedro de Orrente.Este cuadro, durante mucho tiempo el único que podía ser atribuido con seguridad a Bausá, ha permitido a Fernando Benito y José Galdón reconocer la mano del mallorquín en 140 dibujos del Álbum Lassala, con estudios tomados del natural para resolver partes menudas como cabezas, brazos y ropajes empleados en la composición final.