Personajes como Alfonso XIII, Raniero III de Mónaco, o Miguel de Unamuno residieron en ella también una temporada a principios del siglo XX.
El 3 de junio de 1931, durante la Segunda República, fue declarada monumento histórico-artístico perteneciente al tesoro nacional, mediante un decreto publicado el día siguiente en la Gaceta de Madrid, con la rúbrica del presidente del Gobierno provisional, Niceto Alcalá-Zamora, y del ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, Marcelino Domingo.
[1] Consta de un edificio amurallado, con jardines moriscos con fuentes, recientemente restaurados.
Además en las capillas se encuentran otras esculturas como el Santiago protogótico o un niño Jesús barroco.
De entre sus estancias interiores (no visitables) destacan el salón rojo y la chimenea antigua.