[2][3][4] A pesar del agravamiento de la crisis militar en el frente sureste durante el verano,[5] Antonescu no rompió la alianza con Berlín.
[7] El 20 de agosto, los soviéticos desencadenaron otra gran ofensiva que amenazó con romper el frente sur.
[8] Se formó entonces un nuevo Consejo de Ministros que incluyó militares y miembros del Bloque Nacional.
[13] El golpe coadyuvó a hundir el sistema defensivo alemán en el sector sur del frente oriental.
[2][3][15][4][16] La coalición era un acuerdo pragmático entre fuerzas que, en realidad, no confiaban las unas en las otras, pero que se habían unido para tratar de firmar un armisticio inmediato con los Aliados, derrocar al mariscal y cambiar de bando en el conflicto mundial.
[20][21] En El Cairo, los representantes británicos y estadounidenses habían aceptado en principio la propuesta de Maniu, mientras que el soviético había solicitado en vano instrucciones de Moscú, por entonces concentrado en negociar con Antonescu en Estocolmo, donde en junio la embajadora Aleksandra Kolontái ofreció en vano mejores condiciones al embajador rumano.
[22] Esta condición inicial hizo fracasar asimismo las conversaciones entre los representantes rumanos y los Aliados celebradas en la primavera de 1944 en El Cairo.
[22] Tanto Antonescu como Maniu buscaban garantías de que Rumanía no caería bajo dominio soviético.
[24] Las conversaciones con los Aliados en diversos países europeos (Portugal, Francia, España o Suecia) estaban estancadas y los británicos eran escépticos sobre sus resultados.
[6][21] Para Antonescu, el objetivo seguía siendo el combate con los soviéticos, para el que esperaba recabar finalmente el apoyo anglo-estadounidense.
[28] El embajador Von Killinger, cada vez más desilusionado con Antonescu, sugirió incluso crear un nuevo Gobierno en torno al monarca, centro en realidad de las conspiraciones contra los alemanes.
[1][7] El mando de las unidades alemanas en Rumanía se encontraba además muy dividido, lo que complicaba cualquier reacción.
[31] Los soviéticos desencadenaron otra gran ofensiva que amenazó con romper el frente sur el 20 de agosto.
[8] El mismo día del comienzo de la ofensiva, Mihai Antonescu había solicitado la mediación turca para lograr un armisticio pero, una vez más, principalmente ante Gran Bretaña y Estados Unidos.
[26] La velocidad de los acontecimientos sorprendió a los conspiradores, que aún no habían fijado una fecha para el prometido golpe contra Antonescu.
[11] Mientras, Antonescu sopesaba la posibilidad de que las fuerzas rumanas continuasen combatiendo retirándose a Transilvania.
[31] Tras recibir preocupantes noticias del deterioro de la situación militar pasado el mediodía, decidió regresar al frente esa misma noche.
[37][34][35] Al mismo tiempo, Mihai concertó la cita con el rey para las tres de la tarde —antes de recibir el consentimiento del mariscal— y Gheorghe Brătianu acudió a ver al militar para lograr que finalmente fuese a la audiencia con el soberano.
[37][38] Este fracaso enfureció al mariscal, que nuevamente decidió no acudir a palacio.
[37][38] Mihai Antonescu se presentó entonces a la entrevista acordada y trató de excusar al mariscal.
[8][42][39][11][40] El nuevo Consejo de Ministros lo formaron militares y miembros del Bloque Nacional,[10][41] entre ellos sus principales dirigentes.
[41] El jefe del servicio secreto rumano rechazó acudir al palacio y comunicó sus sospechas sobre el golpe a los alemanes; hacia las ocho, el embajador Von Killinger acudió al palacio a tratar de intimidar al rey, pero este y Sanatescu le ordenaron retirar las tropas alemanas del país a cambio de no sufrir el hostigamiento de las unidades rumanas.
[41][44] Los nacional-campesinos que debían haber compartido su custodia no se presentaron en palacio, pese al acuerdo entre Maniu y Pătrășcanu.
[12][10][42][41] El nuevo primer ministro ordenó a los representantes rumanos ante el mando aliado en El Cairo que aceptasen las condiciones presentadas por este el 12 de abril.
[32][46] El monarca abandonó la capital y se refugió en las montañas esa misma noche, para evitar ser capturado si los alemanes recuperaban la ciudad.
[10] Los ataques continuaron durante los dos días siguientes y causaron graves daños en el centro de la ciudad.
[1] Tanto el delta del Danubio como los puertos de los Cárpatos quedaron expeditos para los soviéticos, allanando su avance hacia Hungría, Yugoslavia y Bulgaria.