[1] Durante la época de estudios universitarios, presidió la asociación que agrupaba a los alumnos serbios, croatas, eslovacos y rumanos, su primer paso en la política.
Allí se forjó fama de tenaz opositor a la política magiar en Transilvania.
[2] Se estableció en Blaj y trabajó como abogado de la Iglesia católica oriental[2] a la que pertenecía.
[2] En 1906 marchó como diputado al Parlamento de Budapest, en el que defendió con vehemencia sus ideales nacionalistas rumanos.
[3] Su actitud de virtud y pasividad queda reflejada en un discurso en plena Gran Depresión (1932):[3]
Al mismo tiempo, el PNR rechazó las medidas de centralización del gobierno incluidas en la nueva Constitución de 1923, respaldadas por Brătianu, y reclamó que cualquier reforma constitucional fuese aprobada por una asamblea constituyente y no simplemente por una votación en el Parlamento.
Fernando optó por Brătianu, Averescu y el príncipe Barbu Știrbey, dejando de lado a Maniu.
Al acercarse la muerte de Fernando, Maniu comenzó a negociar un posible regreso de Carol a Rumanía, proponiéndole que se coronase en Alba Iulia, obviando la Constitución y refundando el Estado.
Estas negociaciones acabaron bruscamente cuando las autoridades exigieron a Gran Bretaña la expulsión de su territorio del príncipe desheredado.
[6] Dos días más tarde Maniu formó un Gobierno exclusivamente con miembros de su partido, entre los que se contaban figuras destacadas: Gheorghe Mironescu en Asuntos Exteriores, Alexandru Vaida-Voevod en Interior, Ion Mihalache en Agricultura y Virgil Madgearu en el Ministerio de Comercio e Industria.
[6] Maniu realizó varias declaraciones expresando el objetivo del gabinete de establecer por primera vez un gobierno verdaderamente constitucional.
[7] Los liberales lograron únicamente 13 escaños y el resto de partidos, cifras del mismo orden.
[7] Un experto francés llegó a Rumanía para supervisar la reforma de la Hacienda pública y la aplicación del crédito.
[10] El principal punto débil del gobierno de Maniu fue, sin embargo, la economía, que no mejoraba.
[2] La dimisión de Maniu marcó la entrega del poder efectivo de un partido que había logrado un apoyo popular inmenso[3] a un monarca que, aunque popular, no era parte del gobierno representativo y era conocido por su actitud hostil hacia las disputas políticas.
[14] Tras varios Gobiernos del PNȚ en que Carol alternó a Maniu con el más conservador Vaida-Voevod y que hubieron de enfrentarse al agravamiento de la Gran Depresión y al descontento social que causó, Carol decidió prescindir del partido y encargar la formación de un nuevo gabinete a los liberales del PNL.
Antonescu permitió la disensión de Maniu y Dinu Brătianu del PNL, quienes repetidas veces criticaron por carta al general.
[25] Este se ofreció en varias ocasiones para ceder su puesto a cualquiera de los dos políticos, que bien rechazaron las ofertas o las ignoraron.
[26] Antonescu también permitió a Maniu mantener conversaciones para lograr la paz con los Aliados Occidentales en 1943 y 1944 que, conociendo, no impidió.
[30] Maniu decidió entonces proseguir sus esfuerzos para liberar al país de la alianza alemana, aunque sospechaba que los Aliados Occidentales estaban dispuestos abandonar Rumanía a la Unión Soviética.
[34] Tras rechazar encabezar el Gobierno, como había propuesto el representante comunista Lucrețiu Pătrășcanu, Maniu quedó encargado junto con este de elegir a los miembros del nuevo gabinete[33] y partió de la capital al campo para pasar unos días hasta la fecha escogida.
[38] A continuación Maniu se convirtió en el principal adversario la influencia soviética y partidario de los Aliados occidentales, mientras que su partido se tornaba en el objeto de la hostilidad del Partido Comunista (PCR).
Su artículo tercero obligaba al país a garantizar las libertades cívicas de los ciudadanos, pero no fue respetado.
[41] En julio varios dirigentes del partido, incluido Ion Mihalache, fueron arrestados cuando abandonaban el país.
[41] Ion Mihalache fue acusado de haber intentado abandonar el país en avión para establecer un Gobierno en el exilio (véase «Caso Tămădău»).
Maniu admitió haber intentado que algunos miembros del partido se estableciesen en el extranjero y desarrollasen actividades contra el Gobierno, justificándolas por la imposibilidad de llevar a cabo una oposición parlamentaria.
Iuliu Maniu murió en 1953 en la prisión de Sighet y fue enterrado en un fosa común del patio.