Montenegro fue el primer país balcánico en declarar la guerra al Imperio otomano.
Tras la acusación búlgara de Serbia por conquistar territorios no conquistados, Bulgaria declaró la guerra a Serbia, dando inicio a la segunda guerra de los Balcanes.
Montenegro contaba con 12.800 soldados junto a los serbios, donde hubo 241 muertos y 961 heridos.
Montenegro moviliza a 45-50.000[3] hombres (casi 1/10 de la población total) bajo el liderazgo serbio o en el general Janko Vukotić.
Montenegro sería el único país balcánico aliado que resistiría la invasión austohúngaro-búlgara, pero no fue muy efímero.
El rey Nicolás se exilió con su familia, el gobierno y la asamblea en Burdeos, que entonces era la capital de la Tercera República francesa se movió por miedo a los alemanes que tomarían París.
El gobierno estuvo 2 años en el exilio hasta que en 1918 Cetiña fue liberado de la manos austrohúngaros por los aliados.