Su asunción al poder se dio en medio de un ambiente bastante convulsionado e incierto, y debido a que se quiso evitar la celebración de unas elecciones generales con ello se logró impedir que Assad Bucaram Elmhalin participara y ganara en las nunca celebradas elecciones presidenciales de 1972.
En 1947 fue becado para continuar sus estudios en la Escuela Superior Técnica de Argentina, obteniendo excelentes resultados académicos y graduándose como ingeniero militar con magníficas calificaciones.
Fue condecorado con el Gran Collar de la Escuela Superior y Colegio Militar.
En 1953 contrajo matrimonio en su ciudad natal con Aída Judith León,[4] con quien llegó a tener cinco hijos.
[5] A Rodríguez Lara se le conoce popularmente con el apodo de "Bombita".
Hasta el golpe de Estado fue un personaje desconocido en la escena política nacional del Ecuador.
Assad Bucaram militaba activamente en el partido Concentración de Fuerzas Populares (CFP).
Los otros dos, Clemente Yerovi Indaburu y Otto Arosemena Gómez, accedieron a la presidencia en calidad de mandatarios interinos.
Se definió políticamente como un ecuatoriano de izquierda moderada y con afanes progresistas, pero sin tendencias totalitarias, marxista-leninistas o prosoviéticas.
En la práctica se alineó con los Estados Unidos, cuyo gobierno dependía mucho sobre todo en lo comercial y tecnológico.
No se reportaron casos confirmados de desaparecidos políticos entre 1972 y 1976, ni ejecuciones extrajudiciales.
Tampoco se sabe de opositores asesinados y/o atacados por orden del gobierno durante ese lapso.
Después de 1972, los partidos políticos pedían un pronto retorno al orden constitucional democrático.
Ante lo cual Rodríguez Lara fue terminante: "No permitiré que los partidos políticos se conviertan en tutores del gobierno".
Durante su mandato, comenzó la producción petrolera masiva en la región amazónica del país y con los fondos obtenidos se construyeron hospitales, centros de salud, consultorios, escuelas, caminos, carreteras (se asfaltó la carretera de Quito a Tulcán).
Además, se estableció que los contratos petroleros podían durar un máximo de 20 años y su extensión se fijó en 200.000 hectáreas, con lo cual las compañías devolvieron el 80% de sus concesiones que les fueron otorgadas originalmente por 50 años.
En 1974, con la llegada al poder del general Augusto Pinochet en Chile se dio inicio a una carrera armamentista entre aquel país y Perú.
Los partidos políticos de inclinación centrista y derechista reclamaban el retorno al régimen forma.
La oligarquía y las compañías petroleras intrigaban en el escenario político con algunos militares de orientación derechista.
El alzamiento fue dirigido desde una funeraria cercana al palacio de gobierno y produjo serios enfrentamientos entre las distintas facciones del ejército que intervinieron.