Marino Lejarreta, que estuvo a punto de subir al podio final de Verona, fue el mejor español clasificado, cuarto, y el único que consiguió un triunfo parcial.
"La mañana de las 18ª etapa, tenía todo particularmente marcado en mi calendario, en el que habíamos estudiado escrupulosamente los menores detalles con Guimard (sabía dónde debía lanzar el ataque) [...] se produjo una farsa escandalosa.
Vincenzo Torriani borró el Stelvio de la etapa y ofreció un recorrido alternativo indigno.
"Al día siguiente", continúa Fignon su narración con la siguiente jornada, Val Gardena-Araba, "exactamente en el lugar previsto, salí en solitario en el frío y la niebla que tanto detestaba... Al ganar esta etapa en solitario, le di un vuelco a la clasificación y me vestí de rosa.
Todo el pelotón había hecho lo posible por protegerlo, por impedir que perdiera demasiado tiempo...
Los comisarios, también ellos, aportaron lo suyo al cargarme ¡20 segundos de penalización por un presunto avituallamiento indebido!
Inútil decir que las turbulencias así provocadas me enviaron bastante viento para ralentizar mi progresión.
Dos o tres veces, al borde de la caída, me vi obligado a blandir el puño para quejarme.