Garueña

En dicha capilla privada fue sepultado Fernando de Sabugo y Quiñones, un hidalgo garueñés que falleció en 1747 y que poseía tal privilegio seguramente por haber colaborado económicamente con la construcción del templo parroquial.

El último hombre enterrado en dicha capilla sería Manuel Antonio María Valcarce Sabugo, fallecido en 1847.

Del mismo modo, consta que había un total de cinco molinos harineros en la localidad.

Las ganancias que rentaba este taller eran de cien reales anuales.

[1]​ En 1877 se encuentran referencias a una escuela de primeras letras en Garueña, dotada con unas 62 pesetas anuales.

Se puede asegurar que, en épocas anteriores al establecimiento de la escuela en la localidad, prácticamente la gran mayoría de los vecinos no sabían ni leer ni escribir.

Peña de la Patada (2011)