El bajo punto de fusión del fundente y su composición orientada a la tarea, generalmente como una mezcla de sales inorgánicas, hacen que los óxidos se desprendan del material a fundir y se conviertan en escoria.
Esto también incluye la adición y eliminación de elementos, ya sea oxidando y escorificando los óxidos formados, ya sea agregando en forma de aleaciones maestras o mezclas salinas adecuadas.
Las calizas cristalinas parecidas al mármol son las mejores; la creta rara vez se usa.
Los silicatos son más ligeros que el cuarzo puro y se unen al fundente.
Pero su alto coste y la corrosión que produce en las paredes del horno interfieren con su uso ordinario.
[5] Las pizarras se utilizan como fundente en minerales de hierro altamente calcáreos.
Si hay mucho óxido de silicio(IV) (un componente ácido) en la escoria y en la ceniza, y la ceniza está contaminada con azufre, entonces se agregan al horno o a la carga de sinterización fundentes básicos, es decir, sustancias que contengan cal.
Estas impurezas son dañinas, ya que la sílice reduce la capacidad fundente de la piedra caliza, y el azufre y el fósforo pasan parcialmente al hierro fundido, deteriorando su calidad.
La mayor cantidad de alúmina se obtiene a partir del mineral bauxita.
Con todas las aleaciones, el hidrógeno disuelto particularmente indeseable debe eliminarse mediante un tratamiento de lavado químico o mecánico.
Además, todas las partículas de óxido en suspensión, a veces muy finas, del tipo gamma y alfa (este último más conocido como corindón duro) y espinela de óxidos de aluminio y magnesio que flotan en la masa fundida fácilmente oxidable deben eliminarse, ya que dan lugar a inclusiones en las fundiciones que reducen su resistencia.
Con una gestión adecuada del horno, los agentes de tratamiento de fusión permiten una calidad perfecta del metal al eliminar primero el hidrógeno mediante oxidación y luego reducir el oxígeno restante a un nivel tolerable a través de reducción o incluso una ligera sobrecompensación mediante la desoxidación del fósforo.
Por último, las propias escorias también sirven como fundentes; y su efecto depende de su composición química.
Entre los fundentes utilizados se encuentran la potasa (para la fabricación de vidrio y cerámica), o incluso el feldespato.