Francisco del Castillo (jesuita)

Solía visitar los lugares donde trabajaban los negros y cuando estos se arrepentían de haber huido, acudían a él para que intermediara para que no les aplicaran penas severas; el sacerdote jesuita solía abogar por ellos y consumía su tiempo en estas gestiones.

Tardieu afirma que Del Castillo escribió un manual o devocionario en la lengua de los negros.

Algunos de sus seguidores negros optaron por la vida religiosa en conventos y una testigo negra aseguró ver cómo unas golondrinas revoloteaban la cabeza del venerable, señal de santidad, e incluso aseguró verlo levitar en cierta ocasión.

Tras entablar amistad con Antonio Ruiz de Montoya, le pidió un método para orar eficazmente y este le redactó Silex del divino amor y rapto del ánimo en el conocimiento de la primera causa.

Al año siguiente y hasta su muerte, el padre Francisco del Castillo se encargó de esa capilla.

En esta capilla, el padre Del Castillo inició la devoción al Señor de la Agonía con oraciones y charlas espirituales en la Semana Santa de 1660 este se dilató durante 3 horas iniciándose así el sermón de Viernes Santo, actividad que se considera precursora del Sermón de las Siete Palabras, los jesuitas llevaron a Europa esta oratoria que se practica desde el siglo XVII, El Sermón de las tres horas, nació en el Perú.

En la Iglesia católica fue considerado Siervo de Dios y posteriormente como Venerable.

Retrato de Francisco del Castillo. Grabado de Philibertus Bouttats, junior sobre dibujo de Jan Sebastiaen Loybos. Biblioteca Nacional de España
Palacio de los virreyes, iglesia de los Desamparados, arco del Triunfo y Plaza Mayor de Lima, según un grabado de fines del siglo XVIII .