Éste a su vez, impresionado por los mismos, los hizo llegar al profesor José Camón Aznar, con el fin de que los analizara.
Unos años más tarde opinaría: “Paco Puertas es un Lucas y un Goya actualizados, con una fuerte personalidad”.
[cita requerida] Los diarios berneses Der Bund[2] y Berner Tagblatt publicaron: “Paco Puertas dispone de una memoria increíble para reproducir escenas vistas una sola vez, con una seguridad admirable”.
Este esfuerzo agotador, le supuso medio año de inactividad al pintor.
Tenía una facilidad innata para el dibujo, de forma que podía hacer con la misma rapidez y facilidad tanto apuntes de escenas del natural, como dibujarlos días, meses o años más tarde.
En toda su obra se percibe la frescura de sus personajes que llaman la atención del espectador, presentándose con vida, dinamismo e interacción entre ellos.
En estos dibujos acuarelados, o en estas acuarelas apoyadas en el dibujo, la eficacia plástica se basa en el valor de la mancha por sí sola, en sus entintados, desvanecimientos, volumen apretado o perfiles desvaídos en la continuidad ambiental de la imagen.
Parecen trazados en el arrebato de una inspiración que se ha plasmado en estas manchas trepidantes.
Hay un sutil juego de manchas, que presta a estas figuras su dinamismo y tensión interna.