[9] En el primer tomo de Estética del Pensamiento, Francisco José Ramos erige su propuesta filosófica como una que atañe a la estética no en su sentido filosófico convencional, asociado al juicio sobre lo bello, sino como sensibilidad.
Central a la propuesta de Estética del pensamiento hay un reconocimiento de la impermanencia como aquello que escapa de cualquier configuración o entramado conceptual— véase como la "articulación" original que queda codificada en la palabra escrita o los “movimientos del pensar” que suponen ser violentamente capturados por el concepto.
El segundo texto del volumen, Danza en el laberinto: meditación en torno a la acción humana (2003), atiende la relación especial que guarda el arte con el lenguaje filosófico.
[11] En la obra, Ramos plantea conexiones entre mente, cuerpo, organismo y cerebro.
Para ello, atraviesa el legado no-dualista de Heráclito, Lucrecio, Marco Aurelio, Spinoza, Hume, Nietzsche, Foucault, y Deleuze.