Francisco Xavier de Luna Pizarro

Al llegar el turno a Francisco Javier, este tampoco pudo contestar muy bien el interrogatorio de Monseñor, pero inmediatamente retrucó una pregunta a su eminencia: ¿cuál era la cantidad de Dominus Vobiscum que se decían en la misa?Francisco Xavier demostró tan altas dotes que el obispo decidió entonces enriquecer su educación con el aprendizaje de las Matemáticas, y más tarde le otorgó su protección.Con la autorización para hacer la práctica forense (abogadil), volvió a su ciudad natal y se dedicó por lo pronto a la docencia en el Seminario de San Jerónimo, enseñando Filosofía, Ética y Matemáticas.Siguió la práctica profesional (abogadil) en el estudio de Evaristo Tadeo Gómez Sánchez, un notable magistrado arequipeño.Al año siguiente pasó a ejercer su ministerio en el curato de Torata.Al ser disuelta esta Junta por el pronunciamiento del ejército peruano, que impuso a José de la Riva Agüero como Presidente de la República, pidió licencia y marchó voluntariamente a Chile.Retornó entonces a Arequipa, tras ser nombrado tesorero del Cabildo Diocesano de dicha ciudad.Luego pasó a Lima, por haber sido nombrado tesorero del Cabildo Metropolitano; y con mucha habilidad empezó a socavar las posiciones de la dictadura bolivariana, no por ambición, sino por creer sinceramente que toda dictadura era funesta para la República.Ello le acarreó un nuevo destierro a Chile (agosto de 1826).Declarada la guerra entre Perú y la Gran Colombia, quiso prevenir la amenaza que veía asomar tras el creciente ascenso de Gamarra, pero sin lograrlo.Y cuando La Mar fue depuesto por Gamarra, Luna Pizarro marchó voluntariamente por tercera vez al destierro a Chile, para no otorgar su acatamiento al golpe de Estado, mostrándose coherente con su prédica política.Se hallaba ya por finalizar el mandato del presidente Agustín Gamarra y al frustrarse las elecciones presidenciales, se encomendó a la Convención Nacional la elección de un Presidente provisorio.A pesar de que el favorito de los liberales era el general Domingo Nieto, Luna Pizarro influyó para que el nombramiento recayera en el general Luis José de Orbegoso, un militar débil y manejable, en oposición al candidato gobiernista, el general Pedro Pablo Bermúdez (1833).Luna Pizarro condenó severamente el audaz pronunciamiento del general Bermúdez, el candidato perdedor y caudillo de los gamarristas rebeldes.Durante su gestión señaló como erróneas algunas ideas que antes profesara con entusiasmo, e inclusive gestionó la condenación papal contra los alegatos regalistas de su viejo amigo, el sacerdote Francisco de Paula González Vigil.que llegaron imprevistamente al Perú y a quienes el presidente Ramón Castilla les encargó el Colegio del Espíritu Santo.Restauró la labor del Seminario Mayor de Santo Toribio para religiosos y seglares.