Participó en la guerra de Cuba y en las campañas desarrolladas en Marruecos a principios del siglo XX.[2] Como miembro del Directorio Militar, con el rango de general, tuvo responsabilidades sobre Marruecos y Colonias.Tres años más tarde fue nombrado Alto Comisario Español en Marruecos, ya como teniente general.[3] Con la proclamación de la República, coherente con su condición de monárquico, presentó su dimisión al presidente Alcalá Zamora y se retiró del servicio activo acogiéndose a la Ley Azaña.[9][10] Algunos diplomáticos extranjeros, especialmente los británicos, tenían una buena opinión de Gómez-Jordana.[n.[11] Al finalizar la guerra civil cesa en el Gobierno pasando a ocupar la Presidencia del Consejo de Estado.[13] También sustituyó al embajador español en Berlín —José Finat, un simpatizante alemán y partidario de Serrano Suñer—[18][19] por un diplomático profesional, Ginés Vidal Saura.[20] A pesar de su política aliadófila, a comienzos de 1943 Gómez-Jordana suscribió con el embajador alemán Hans-Adolf von Moltke un pacto secreto por el cual España se comprometía a luchar contra los Aliados en caso de que estos atacasen cualquier territorio español, mientras que la Alemania nazi se comprometía a ayudar al régimen franquista con la entrega de material militar.